sábado, 9 de agosto de 2014

Okaeri and count down.

Este bolg ha estado inactivo durante el suficiente tiempo como para caer en el olvido del mismo olvido. Aun así, como se puede observar, lo que ahora mismo pretendo es revivirlo, abrir mi mente para que mi pecho se infle de la tinta necesaria, y así mi corazón grite al pulso de la vida misma. Y sin más dilación, aquí he el escrito a su disposición.

Miro las palmas de mis manos. Les doy vueltas y más vueltas para observar completamente mis manos y todo lo que suponen. Estoy vivo. Llevo estándolo casi una mayoría de edad, y muy pocas veces había sido tan consciente de ello. "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Algo que muchos han dicho a tantos otros, y que otros tantos han oído tantas veces. Podían decirlo seria o jovialmente, entre llantos o desafiantes. Yo hoy, lo digo sin ningún significado y con todo el que pueda dársele.

 La vida es bella, y es también el mayor milagro que pueda existir, aún no siendo sobrenatural. El mero "vivir" es una vorágine tanto como el silencioso ruido del susurrante arrollo. Es una supernova como un universo. Es tanto una manzana cayendo en la historia, como cualquier tarde de verano bajo la luz de una amistosa sonrisa.

La vida no es ningún juego, y es un juego difícil de ganar, en el que nunca se pierde ni se gana. Todos tenemos más dimensiones de las que pedimos en este mundo. Sin embargo, el mero hecho de poder movernos a nuestras anchas nos infunde desconfianza. No hay camino que marque nuestro camino. Y así, caminamos perdidos en la inmensidad. Muchos dan tantas vueltas que quedan aturdidos. Otros creen tener un solo camino, y al correr por el chocarán con un muro para no levantarse. Otros muchos simplemente pasearán por esas dimensiones y las disfrutarán, mientras que otros intentarán cambiarlas a su antojo.

Nos colocaron en medio de la nada, donde todo se puede hallar: desde las más coloridas praderas, hasta las metrópolis, pasando por desiertos y bahías.

La vida es viajar por todo esto, oler las rosas, cantar al son de las cuerdas del alma y llorar con las nubes para que el Sol explote en nuestro presente.

La vida es la mayor grandeza, y consigo acarrea la mayor responsabilidad: vivirla.

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